Después de pasar una primera parte del invierno con unas temperaturas muy suaves, el mes de febrero de 2012 se esta revelando en la cornisa cantábrica como uno de los más fríos desde hace casi 50 años. Una ola de frío siberiano, que llegó cargada de precipitación en forma de nieve hasta en la misma costa, ha sido seguida por unas situaciones anticiclónicas muy estables que si bien no han traido más nieve, sí han reducido aún más las temperaturas, de tal forma que se han registrado records históricos a lo largo de la geografía vasca.
Por otro lado, gran parte de Europa, que viene de tener un invierno inusualmente benigno, ha sufrido esa llegada de aire siberiano, provocando que desde la última parte de enero, las temperaturas se desplomasen llegando hasta las zonas más meridionales del continente. En este caso, no sólo ha sido clave el descenso en las temperaturas, con la aparición de grandes volúmenes de nieve, sino también la duración de esta situación, que impedía que la nieve o el hielo se retirase, agravando lo que ya era un fenómeno histórico de meteorología extrema.
Esa primera parte de la invernada tan suave, ha provocado que aves que normalmente invernan en el Sur de Europa, no realicen viajes tan largos, por lo que en áreas como Urdaibai, se daba una invernada de aves mucho menor y menos llamativa que otros años. Por ese motivo, esta ola de frío tan repentina ha sorprendido a numerosas aves en zonas más al norte de sus áreas habituales de invernada y de las cuales no han podido desplazarse para protegerse del frío. Sin embargo, especies como la avefría que ha dejado las áreas en las que estaban para llegar a Urdaibai.
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